Una semana antes del inicio de curso de 8º de EGB, ojeando con sumo entusiasmo los libros nuevos, impregnados de quel olor característico, me llevé una grata sorpresa. Abrí el libro de lengua castellana y ahí estaba, en el inicio del tema 9, una gran higuera dibujada que ilustraba un poema de Juana de Ibarbourou. 'La higuera', se titulaba. Leí aquel poema y me percaté de que describía de una manera exhaustiva mis sentimientos hacia la higuera de mi pueblo. Me lo aprendí de memoria con el fin de poder recitárselo a mi cómplice vegetal, y así lo hice durante los siguientes veranos. Muchas tardes, apoyada en su tronco, muy bajito, le recitaba aquella poesía.
El caso es que mis tías talaron la higuera hará 4 años. Estaban muy mayores y les resultaba muy difícil retirar los higos y las hojas que caían cada día del árbol. Cuando mi madre me llamó por teléfono y me dijo que la habían talado se me hizo un nudo en la garganta. Luego lloré con la amargura de a quien le arrebataron un amigo de la infancia, un retal de su vida. Y aquella tarde, recité para mis adentros los versos que tantas veces le susurré.
La higuera
Porque es áspera y fea,
porque todas sus ramas son grises,
yo le tengo piedad a la higuera.
En mi quinta hay cien árboles bellos,
ciruelos redondos,
limoneros rectos
y naranjos de brotes lustrosos.
En las primaveras,
todos ellos se cubren de flores
en torno a la higuera.
Y la pobre parece tan triste
con sus gajos torcidos que nunca
de apretados capullos se viste...
Por eso,
cada vez que yo paso a su lado,
digo, procurando
hacer dulce y alegre mi acento:
«Es la higuera el más bello
de los árboles todos del huerto».
Si ella escucha,
si comprende el idioma en que hablo,
¡qué dulzura tan honda hará nido
en su alma sensible de árbol!
Y tal vez, a la noche,
cuando el viento abanique su copa,
embriagada de gozo le cuente:
¡Hoy a mí me dijeron hermosa!
Porque es áspera y fea,
porque todas sus ramas son grises,
yo le tengo piedad a la higuera.
En mi quinta hay cien árboles bellos,
ciruelos redondos,
limoneros rectos
y naranjos de brotes lustrosos.
En las primaveras,
todos ellos se cubren de flores
en torno a la higuera.
Y la pobre parece tan triste
con sus gajos torcidos que nunca
de apretados capullos se viste...
Por eso,
cada vez que yo paso a su lado,
digo, procurando
hacer dulce y alegre mi acento:
«Es la higuera el más bello
de los árboles todos del huerto».
Si ella escucha,
si comprende el idioma en que hablo,
¡qué dulzura tan honda hará nido
en su alma sensible de árbol!
Y tal vez, a la noche,
cuando el viento abanique su copa,
embriagada de gozo le cuente:
¡Hoy a mí me dijeron hermosa!
5 comentarios:
A veces nos gustaría que todo permaneciese como cuando eramos niños... y a veces es duro ver la evolución.
Tengo recuerdos bastante bonitos de cuando era niña en una zona del río... ¬¬ ahora aquello se ha convertido en un estercolero.
Yo tambien conservo buenos recuerdos de este árbol: el pueblo de mi abuela (en Extremadura) esta lleno de ellos y yo de pequeño siempre iba con la familia a recoger higos.
Todo es más efímero de lo que pensamos,(sobre todo lo que apreciamos) parece que todo seguirá igual pero al final siempre muere y nos damos cuenta demasiado tarde...
PD: dicen que la higuera es el árbol que mejor sombra da...
Salu2
¡Qué recuerdos!
Yo también tenía una higuera en el patio de mi casa :)
Te he dado un premio ^_^
http://pervermayu.blogspot.com/2009/03/un-par-de-premios.html
Que te leo aunque nunca te comente ^^U
Qué potito :)
Me has recordado algo de mi propia infancia; mis primas y yo decidimos un día agenciarnos un árbol cada una en la casa de nuestro abuela. L se pidió el chopo, W el sauce llorón, la burra de I el pino más feo de la finca y yo el magnolio. Con la tontería siempre lo consideré (y lo sigo haciendo!)como algo propio e intransferible, a pesar de que al árbol posiblemente le tirase de un pie que una mocosa lo considerase de su propiedad.
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