A veces tengo la sensación que los que pertenecemos a la generación de los 80 tendemos a tener un cierto aire de melancolía. Cierto es que el ser humano tiende a mitificar el pasado; ya lo decía el mismo Jorge Manrique en uno de los versos de su archiconocida ‘Coplas por la muerte de su padre’. Especialmente se tiende a mitificar la infancia. Siempre he pensado que los recuerdos son de un material voluble a los que la mente humana da forma según la conveniencia. El caso es que, independientemente de la generación a la que pertenezcas, cuando comparas el pasado con el presente, este último sale terriblemente desfavorecido. Sin embargo el aura de melancolía sólo suele rodear a la generación de los 80. Personalmente creo que los ochenta fueron unos años de una gran explosión tanto a nivel creativo como de pensamiento. Unos años caracterizados por el charol y las mallas de colores chillones. Unos años con un ‘hortera’ muy estiloso y característico.
Nosotros hemos crecido viendo a Spilberg, Leticia Sabater, ‘Bola de dragón’… Hemos bailado escuchando a ‘Alaska’, ‘Bon Jovi’, ‘Supertram’, ‘Iggy Pop’… Nosotros, hemos pasado las tardes comiendo sándwiches de Nocilla mientras jugábamos con nuestra Ness o nuestra Nintendo. Hemos aprendido inglés con Muzzy, a contar con ‘Barrio Sésamo’, a leer con las Historias de Teo, nos hemos formado con la EGB…
A nosotros, niños entonces, se nos dejaba ver un futuro prometedor. Pero el mundo debió cambiar demasiado deprisa… Ahora somos jóvenes mileuristas (quien tenga la suerte de cobrar como mínimo 1000 € al mes), dependientes de ayudas para pagar un mísero alquiler, trabajando en la mayoría de ocasiones con unas condiciones deficientes… Jóvenes en un mundo que no entendemos muy bien y preguntándonos dónde empezamos a perder el norte. Chicos y chicas, a punto de cumplir los 30, que lo único que nos queda como consuelo fue tener una infancia demasiado feliz. Bien mirado, quizás es normal que sobre nuestros hombros recaiga la melancolía y la tristeza de quien tuvo un pasado esperanzador escrito sobre un trozo de papel mojado.
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5 comentarios:
Está probado en psicología que las personas tienden a olvidar los malos recuerdos (parcialmente) y a quedarse con los buenos inconscientemente, una "deformacion de los recuerdos" que todos sufrimos inevitablemente... pero que coño, los 80-90 fueron la ostia XD
Por cierto, te pongo un texto que circula x internet acerca de esto y que igual no has leído (si es que no lo has recibido ya 40 veces por mail, tuenti, etc XD):
El objeto de esta misiva es la de reivindicar una generación, los 80. La de todos aquellos que nacimos entre los 80 y 90 (un par de años arriba, años abajo), la de los que estamos currando de algo que nuestros padres ni podían soñar, la de los que vemos que el piso que compraron nuestros padres ahora vale 20 o 30 veces más, la de los que estaremos pagando nuestra vivienda hasta los ¡60 años!. Nosotros, no estuvimos en la Guerra Civil, ni en mayo del 68, ni corrimos delante de los grises, no votamos la Constitución y nuestra memoria histórica comienza con las olimpiadas del ‘92. Por no vivir activamente la Transición se nos dice que no tenemos ideales y eso que sabemos de política más que nuestros padres y de lo que nunca sabrán nuestros hermanos pequeños y descendientes. Somos la última generación que hemos aprendido a jugar en la calle a las chapas, la peonza, las canicas, la comba, la goma, el rescate o el bote bote y, a la vez, somos la primera que hemos jugado a videojuegos. Hemos ido a parques de atracciones o visto dibujos animados en color. Los Reyes Magos no siempre nos traían lo que pedíamos, pero oíamos (y seguimos oyendo) que lo hemos tenido todo, a pesar de que los que vinieron después de nosotros sí lo tienen realmente y nadie se lo dice. Se nos ha etiquetado de generación X y tuvimos que tragarnos ‘bodrios’ como: Reality Bites, Melrose place o Sensación de vivir, que te gustaron en su momento, pero… vuélvelas a ver, verás que chasco. Somos la generación de Compañeros, de Al salir de clase…Lloramos con la muerte de Chanquete, con la puta madre de Marco que no aparecía, con las putadas de la Señorita Rottenmayer. Somos una generación que hemos visto a Maradona hacer campaña contra la droga, que durante un tiempo tuvimos al baloncesto como el primero de los deportes. Hemos
vestido vaqueros de campana, de pitillo, de pata de elefante y con la costura torcida; nos pusimos bombers sin miedo a parecer skin heads. Nuestro primer chándal era azul marino con franjas blancas en la manga y nuestras primeras zapatillas de marca las tuvimos pasados los 10 años (Esas J’hayber!). Entramos al colegio cuando el 1 de noviembre era el día de Todos los Santos y no Halloween, cuando todavía se podía repetir curso. Fuimos los últimos en hacer BUP y COU, y los pioneros de la E.S.O. Hemos sido las cobayas en el programa educativo, somos los primeros en incorporarnos a trabajar a través de una ETT y a los que menos les cuesta tirarnos del trabajo… Siempre nos recuerdan acontecimientos de antes que naciéramos, como si no hubiéramos vivido nada histórico. Nosotros hemos aprendido lo que era el terrorismo contando chistes de Irene Villa, vimos caer el muro de Berlín y a Boris Yelsin borracho tocarle el culo a una secretaria; los de nuestra generación fueron a la guerra (Bosnia, etc.) cosa que nuestros padres no hicieron; gritamos OTAN no! bases fuera!, sin saber muy bien qué significaba y nos enteramos de golpe un 11 de septiembre. Aprendimos a programar el video antes que nadie, jugamos con el Spectrum, odiamos a Bill Gates, vimos los primeros móviles y creímos que Internet sería un mundo libre. Somos la generación de Espinete, Don Pimpón y Chema ‘el panadero farlopero’.Los q recordamos a Enrique del Pozo cantando con ganas abuelito dime tu…). Los mundos de Yupi y las pesetas rubias con la jeta de Franco en algunas de ellas. Nos emocionamos con Superman, ET, los Goonies o En busca del Arca Perdida. Los del bocata de chorizo y mortadela y también Phosquitos, los Tigretones eran lo mejor, aunque aquello que empezaba (algo llamado Bollycao) no estaba del todo mal. Somos la generación del coche fantástico, Oliver y Benjí… La generación que se cansó de ver las mamá chicho. La generación a la que le entra la risa floja cada vez que tratan de vendernos que España es favorita para un mundial. La última generación que veía a su padre poner la baca del coche hasta el culo de maletas para ir de vacaciones. La última generación de las litronas y los porros, y qué coño, la última generación cuerda que ha habido. La verdad es que no sé cómo hemos podido sobrevivir a nuestra infancia!!!! Mirando atrás es difícil creer que estemos vivos en la España de antes: Nosotros viajábamos en coches sin cinturones de seguridad traseros, sin sillitas especiales y sin air-bags, hacíamos viajes de más de 3h sin descanso con cinco personas apretujadas en el coche y no sufríamos el síndrome de la clase turista. No tuvimos puertas con protecciones, armarios o frascos de medicinas con tapa a prueba de niños. Andábamos en bicicleta sin casco, ni protectores para rodillas ni codos. Los columpios eran de metal y con esquinas en pico. Salíamos de casa por la mañana, jugábamos todo el día, y solo volvíamos cuando se encendían las luces. No había móviles. Nos rompíamos los huesos y los dientes y no había ninguna ley para castigar a los culpables. Nos abríamos la cabeza jugando a guerras de piedras y no pasaba nada, eran cosas de niños y se curaban con mercromina (roja) y unos puntos y al día siguiente todos contentos. Íbamos a clase cargados de libros y cuadernos, todo metido en una mochila que, rara vez, tenía refuerzo para los hombros y, mucho menos, ruedas!!! Comíamos dulces y bebíamos refrescos, pero no éramos obesos. Si acaso alguno era gordo y punto. Estábamos siempre al aire libre, corriendo y jugando. Compartimos botellas de refrescos y nadie se contagio de nada. Sólo nos contagiábamos los piojos en el cole. Cosa que
nuestras madres arreglaban lavándonos la cabeza con vinagre caliente (o los más afortunados con Orión). Y ligábamos con los niñ@s jugando a beso, verdad y atrevimiento o al conejo de la suerte, no en un Chat. Éramos responsables de nuestras acciones y arreábamos con las consecuencias. Sabias que se rifaba una ostia si vacilabas a un mayor. No había nadie para resolver eso. La idea de un padre protegiéndonos, si trasgredíamos alguna ley, era inadmisible, si acaso nos soltaba un guantazo o un zapatillazo y te callabas. Tuvimos libertad, fracaso, respeto, éxito y responsabilidad, y aprendimos a crecer con todo ello. ¿Eres tú uno de ellos?
Que razon llevas U__U
Aunque es cierto que quizas tendemos a deformar la infancia, como bien dice Joruji, "olvidamos los malos recuerdos"
Por que si te esfuerzas un poco quizas tampoco fue todo tan perfecto como te gusta imaginar ^^U
No había leído este texto pero te agradezco que lo pongas, Joruji. Es genial! Y a la vez me ha hecho pensar algo. Quizás la melancolía que cito venga dada por la consciencia de ser 'la última generación cuerda'. Es como adquirir consciencia de un punto y final. Imagino que ser parte de una transición no es nada fácil...
Quizás seamos demasados nostalgicos...
Yo, si miro objetivamente el pasado, soy plenamente consciente que mi infancia no fue toda perfecta (aunque bien es cierto que no me puedo quejar); pero es que no quiero pensar objetivamente sobre ella, me niego en redondo. No es que esconda los malos momentos; he aprendido de ellos, me an hecho maduran y los deshecho totalmente. Es mejor quedarse sólo con lo bueno.
Muchas gracias por comentar!
Me ha gustado mucho esta entrada Rukia, de verdad he disfrutado leyendola.
Desgraciadamente no comparto esa sensación de melancolía, pues para mi la infancia es algo que si pudiese repetir, no lo haría. ^^ Por suerte para mi, mi vida ha ido mejorando a lo largo de los años, y no cambio mi situación actual por ninguna pasada.
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