miércoles, 23 de diciembre de 2009

¿Recuerdas? ¿Recuerdas cuándo éramos felices? Cierra los ojos e inténtalo. Fue hace mucho tiempo, hace milenios, pero seguro que puedes acceder a esa parte de tu memoria. Dicen que lo realmente importante no se olvida nunca… Lo malo es localizar el cajoncito dónde está guardado, a veces esos recuerdos son reminiscentes y tienes que concentrarte mucho para hacerlos más certeros… Más cercanos… Pero vale la pena intentarlo.
Yo no olvidé nunca, de hecho no olvido, ni olvidaré; de hecho, me temo, esa es mi condena.
Tómate tu tiempo, no tengas prisa, recuerda a tu ritmo… Saborea las sensaciones que te produce tu memoria… Con calma, tenemos todo el tiempo del mundo. Es lo bueno de ser eternos: la ausencia de tiempo, la ausencia de prisa...
Respira… ¿Te acuerdas ya? Te acuerdas… Puedo percibirlo… Siento la nostalgia. Nostalgia, ¿no te parece sumamente bella esa palabra? Nostalgia, añoranza, melancolía… Me gusta, me evoca una sensación de ternura peculiar.
¿Sabes? Me alegra que estés de nuevo conmigo, te echaba de menos. No es por ser condescendiente, sabes que nunca lo he sido…
En realidad creo que debería marcharme ya, recordar debe ser un acto íntimo. Quizás volvamos a vernos dentro de otros cuántos milenios, quizás menos, cuando vea que la sombra del olvido acecha volveré a aparecer… Volveré a hacer que recuerdes, volveré a hacer que recuperes tu identidad…